08/11/2023.
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y critico flamenco
Tenía la convocatoria el aliciente previo de que el “Gipsy Concert”, la obra para guitarra flamenca y orquesta que el músico catalán Enrique Cofiner, hijo de un guitarrista flamenco de Valls, compuso junto con el gran Sabicas en 1975 no se había vuelto a interpretar desde 1993, cuando en el XIII Festival de Guitarra de Córdoba lo hicieran Rafael Riqueni como solista y la Orquesta de la Ciudad de Córdoba dirigida por Leo Brouwer, y la participación como solista del cada día más altamente reputado guitarrista Alejandro Hurtado.
Acogió L'Auditori de Barcelona el concierto que ha sido posible gracias a la organización del festival Ciutat Flamenco, cuya dirección artística ejerce
David Leiva, el Taller de Musics, la Fundación Cofiner y la ESMUC -mil veces gracias le sean dadas y sean felicitados por ello-, contando con la interpretación, magistral una vez más, de
Alejando Hurtado como solista con el respaldo del percusionista
David Domínguez y la jovencísima Original Soundtrack Orchestra (OSTO), formada por músicos jóvenes y emergentes que representan la nueva generación de artistas de la escena musical de Barcelona, dirigida por
Albert Torrebella.
Un guitarrista singular, especial
El gran protagonista, sin duda, del espléndido concierto fue el increíblemente dotado, técnica y expresivamente, guitarrista de San Vicente del Raspeig
Alejandro Hurtado, que me presentaron en Córdoba el matrimonio, de amigos muy queridos,
David Pino y
Tamara Cosano tomando una cervecita en los caracoles de la Magdalena, muy joven aún pero ya finalizados sus estudios de guitarra clásica con el catedrático Pablo Barón y sus estudios superiores con maestros como Paco Serrano o Manolo Franco, en 2017, de Guitarra Flamenca en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba con Matrícula de Honor y Premio Extraordinario de fin de carrara. Igual calificación es la que obtuvo en el Máster Flamenco de la barcelonesa ESMUC.
Hablaban de sus cosas. Yo, discreto, no presté atención atenta. Probablemente estuviesen comentando alguna de sus siguientes actuaciones, por entonces solían actuar juntos, y con ellos, formando equipo, el guitarrista de Membrilla (Ciudad Real) y afincado en Córdoba,
José Tomás o, tal vez, del primer trabajo discográfico del cantaor, Mi largo caminar, grabado con la productora LadrogueríaMusic, que al año siguiente, 2018, aparecería publicado.
Después le escuché en varias ocasiones acompañando a la gran Mayte Martín, con la que, en esos años, colaboró, participando en los arreglos de sus espectáculos "Déjá vú" y "Memento" y demostrando ampliamente sus capacidades como guitarrista acompañante. No obstante, algo me hizo intuir que su colaboración no se alargaría en el tiempo y es que ya entonces le veía, claramente, más como guitarrista de concierto que de acompañamiento.
El concierto
Dividido en dos partes, en la primera, con detalladas, rigurosas y precisas, enriquecedoras, explicaciones previas interpretó con brillantez, pulcritud, con una limpieza de ejecución inusual, y gran derroche de sensibilidad, Rondeña y Tangos de Ramón Montoya, Soleá y Bulerías de Manolo de Huelva, Jota, la gran, de Tárrega y de su grabación Tamiz Seguiriya y Alegrías, los tres últimos toques con el acompañamiento en la percusión, delicado y exquisito, de David Domínguez. Después ya llegó el momento de homenajear a los dos grandes músicos
Enrique Cofiner y
Sabicas con la interpretación de su obra 'Gipsy Concert”, obra dividida en cuatro movimientos, Guajira, Soleá, Rondeña y Zapateado. Un éxito total y rotundo, oye, la nueva interpretación de esa obra, una interpretación para guardar, mimosamente, en el baúl de los recuerdos.
Lo suyo, esa tarde de domingo, fue, a pesar de su jubilosa juventud, magistral. Un auténtico derroche de impresionante exquisitez, maestría, sensibilidad y todos los epítetos, que se le quieran dedicar, reunidos en su toque. Su excepcional técnica, su limpieza de ejecución, así como su increíble fuerza expresiva, le permiten transmitir al público las más intensas sensaciones en cada minuto que se encuentra sobre el escenario.
Fue toda una lección magistral de conocer la guitarra, su historia, intérpretes y creadores, de tocarla, tan espléndidamente que pareciera como si hubiese querido lograr que fuese real y cierto, tangible, y no solamente imagen poética, lo que expresó Gerardo Diego en su breve y hermosísimo poema, Guitarra, pura, hermosa y sugerente imagen,
“La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.”
Hace ya unos años, el Maestro
Antonio Fernández Díaz Fosforito afirmó:
“Después de haber trabajado a lo largo de mi trayectoria profesional con los mejores guitarristas de mi tiempo, empezando por Niño Ricardo y pasando por el genial Paco de Lucía, doy fe de la enorme capacidad guitarrística de Alejandro Hurtado, y no me cabe duda de que está llamado a ocupar un lugar de privilegio en el mundo de la guitarra flamenca". Su vaticinio se ha hecho realidad. No tengo la menor duda, Alejandro Hurtado es ya uno de los más destacados intérpretes de la guitarra flamenca de concierto de nuestros días.
Fotografías:
José Hidalgo
Texto:
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y critico flamenco
30/10/2023 
