Músicas semanasanteras

01 de abril. >br>
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y critico flamenco



Habitualmente, si cualquier circunstancia o imprevisto no lo ha impedido, ha sido el Viernes de Dolores, pórtico de la Semana Santa, el día elegido para celebrarlo y así, además de anunciar su inmediata llegada, desear una muy buena, disfrutada y vivida con pasión Semana Santa.

Este año precisamente, las obligaciones y compromisos de unos y de otros mandaron, el concierto se celebró la semana anterior a la habitual, el 16 de marzo concretamente, con el Grupo D'Anea y sus músicas, un año más, como base principal del mismo y la destacada participación como saeteros de Juan José de Rute y Ángeles Nieto. El primero, uno de los más destacados cantaores en Cataluña de los últimos cincuenta años, destacando con sus soleares, muy especialmente, sus fandangos, cantes campesinos, unos campanilleros ejemplares y una nana exquisita. Una figura histórica sin la que la Peña Los Aficionaos, su peña, hubiese sido diferente, ni mejor ni peor, distinta. Cantaor querido y admirado, ahora ya retirado pero que quiso colaborar cantando una Saeta por seguiriyas, aunque ya en el escenario y en repuesta a la ovación que, puestos en pie, le dedicaron los asistentes, interpretó una segunda por carceleras. En segundo lugar, la que para mí es la mejor intérprete de Saetas en Cataluña, un auténtico desborde macareno de buen gusto y de sentimiento, de preciosas modulaciones y melismas, Ángeles Nieto, generosa siempre con su voz, que acaricia y mima el cante, con su entrega. Quede constancia también de la muy briosa y medida saeta interpretada como complemento a uno de los temas del Grupo D'Anea por el siempre generoso en facultades y arriesgado, cada día más polifacético y polivalente Ángel Márquez.

Por último, el Grupo D'Anea, basamental y esencialmente flamenco aunque no desprecie arriesgarse y encontrarse con otras músicas, gustarse en ellas, hacérselas suyas también e incorporarlas a su estética expresiva. Grupo intergeneracional y poliédrico, de instrumentistas, destacadamente guitarristas, de voces flamenca y gustosamente personales, solistas y conjuntadamente corales que juegan con polifonías que, para la ocasión, además de hermosas músicas cofrades, como, entre otros temas más, la muy popular y ya imprescindible en Semana Santa, La Saeta de Machado-Serrat, interpretaron poemas de Salvador Espriu, de su poemario dedicado a la Semana Santa, tan sugerente y fascinador como difícil al tiempo, unos poemas que ofrecen, tanto en el fondo como en la forma, un ejemplo típico de lo que, en la actualidad, se puede calificar de poesía moderna, musicados por Juan Antonio Ruiz, su director musical.





D'Anea

El grupo D'Anea es un proyecto, en principio solamente musical, que nace en el seno de la Peña Los Aficionaos, al calor de las inquietudes tanto de su presidente, Juan Antonio Ruiz como de las mías propias, buscando ofrecer actuaciones diferentes y nuevas en las tradicionales y habituales veladas peñísticas y que posteriormente, poco a poco, amplía su campo de expresión y de representación. Nuestra relación, pues, es antigua y ha continuado, pese a algunos desentendimientos, lógicos siempre, por otra parte, en cualquier relación, en el tiempo y fructíferamente hasta hoy.

Al grupo le he escrito la inmensa mayoría de los temas que han cantado desde su nacimiento mismo y, a la recíproca, ha protagonizado la práctica totalidad de los espectáculos musicales o conferencias escénicas que he escrito y aún más que están pendientes de ser finalmente llevados a escena. Así, por ejemplo, "El loquito de las canciones", dedicado a Lorca y primero que estrenamos, "La rueda del año", que representamos, allá por agosto del 2000, en Moscú y en Nizni Nóvgorod, conocida desde 1932 hasta 1990 como Gorki por ser la ciudad natal del escritor Máximo Gorki, "Paraules de poeta. Palabra" o "El poeta que soñó ser marinero", dedicado a Rafael Alberti.

En esa línea, tras descubrir el poemario "Semana Santa" de Salvador Espriu, gracias al amigo Ignasi Riera, y habiendo hecho ya, a propuesta de él, dos exposiciones con los poemas y con dibujos de nazarenos de José Hidalgo, mi hermano pintor, en el Orfeó Catalonia y la Peña Fosforito de Cornellà, le propuse a Juan Antonio Ruiz, el alma musical del Grupo, musicar dichos poemas y enhebrar un espéctaculo con ellos para los días de la Semana Santa. Y en ello andamos aún hoy en día.






Salvador Espriu

La Semana Santa de 1929 fue del 24 al 31 de marzo. El Domingo de Resurrección salió del aeródromo de Tablada la avioneta Jesús del Gran Poder, pilotada por los militares Jiménez e Iglesias con destino a Bahía, Brasil. Dos días después volaría con éxito entre Río de Janeiro y Buenos Aires. Era una de las muchas actividades de una ciudad que se preparaba para celebrar la Exposición Iberoamericana de 1929. Fueron aquellos días de efervescencia cultural con Margarita Xirgu presentando la obra de Jacinto Benavente Más fuerte que el amor y el poeta Gerardo Diego, dos años después de la foto que se hizo con los demás miembros de la generación del 27, pronunciando la conferencia Viejos poetas sevillanos. De Barcelona viajó hasta Sevilla un joven de 15 años que debió quedar atónito ante lo que vio.

"En 1929 asistí a una extraordinaria Semana Santa en Sevilla". Lo dice Salvador Espriu (Santa Coloma de Farners, Gerona, 1913-Barcelona, 1985) en el prólogo a su estremecedor libro de poesía Semana Santa, cuarenta poemas escritos entre 1962 y 1970. Aquella visión, junto a recuerdos de procesiones infantiles, fue la que evocó en su libro 'Semana Santa', cuarenta poemas que no ofrecen una evocación positiva y edificante de esta fiesta religiosa. Al contrario, describe un estado desolador de la actitud religiosa y moral del hombre en la tierra y de su papel en el cosmos. El poeta busca dudoso, angustiado, la verdad en el final del camino que no puede vislumbrar.

No es descartable que los padres del poeta, o quienes le acompañaran en aquel viaje, fuesen con él al quinario del Cristo del Amor que tuvo lugar en la iglesia del Salvador. El imaginero Antonio Illanes terminó ese año el Cristo de la Lanzada. Los hermanos Álvarez Quintero visitaban Sevilla y se comprometían a regalarle a la ciudad una obra con el mismo título, Semana Santa, que el poemario de Espriu.

Tenemos ya valiosos estudios sobre la obra poética espriuana. Queda, no obstante, mucho todavía por hacer para aclarar la complejidad y profundidad de su obra, y para comprender mejor su posición extraordinaria dentro de la literatura catalana en particular y la hispánica en general.

En 1971 y 1983, el poeta fue nominado para el Nobel de Literatura. Ni uno ni el otro año, ya lo sabes, fue premiado. No obstante, sus estremecidos, hermosos versos, han quedado, ya para siempre, con nosotros.

Un ambiente enrarecido y perturbador, de tránsito abrupto al tiempo del dolor se expresa en los versos del poema X .¿Con ecos de saeta? Tal vez en aquel viaje de su adolescencia le llegaran los de alguna de ellas cantada desde un balcón cualquiera.

Más allá del hielo
de la lenta comitiva
hay un suplicio
de clarines.
Entre nubes
se extendía,
telaraña
muy sutil,
luz rojiza
de alta luna
por vestigios
de entoldado,
por albores
desmontados,
ya arrumbados,
de la nieve.
Y una voz en agonía
va gritando (...)


Fotografías:
M. A. Tabernero

Texto:
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y critico flamenco