04 de octubre.
Paco Vargas
Poeta, escritor y periodista
https://aticoizquierdaflamenco.blogspot.com/
Pese a todo, no fue La Trini muy dada a salir de su tierra
–o no se la reclamó con la insistencia precisa-, pues si exceptuamos algunas esporádicas salidas a Granada, donde actuó en el Teatro Talía[1], o a Sevilla[2], su actividad artística estuvo restringida a Málaga y su provincia.
Nacida en el seno de una humilde familia en la que nacieron once hijos, aunque sólo sobrevivieron tres, su azarosa vida está llena de anécdotas y de misterio: quizá, uno de los pasajes más dolorosos de su vida fuera la operación a la que se tuvo que someter el día catorce de abril de 1897, realizada por el famoso médico José Gálvez Ginachero que le salvó la vida, de la que la propia cantaora dejó constancia escrita y cantada con esta malagueña:
No se borra de mi mente
(el) día catorce de abril
Yo siempre tendré presente
que en ese día me vi
a las puertas de la muerte.
A consecuencia de la misma, y a petición de la cantaora,
Juan Breva –figura en Madrid cuando entonces- le organizó un homenaje en el Teatro Vital Aza para recaudarle fondos que paliaran la mala situación económica en la que se encontraba[3].
En 1903 contrajo matrimonio con un industrial de Valdepeñas residente en Málaga del que nació una hija, que tras la muerte del marido no se supo más de ella. No hay constancia de que volviera a casarse, pero sí de que tuviera una tormentosa relación con un personaje, conocido como
Agustín "El Caracolero", al que se le atribuye la autoría del accidente que la dejó tuerta; aunque
Diego “El Perote” lo desmiente en sus conversaciones con
Eusebio Rioja:
“Se quedó tuerta porque el marido le tiró un tenedor y se lo clavó en un ojo, y la dejó tuerta a la pobre. Que es mentira eso de que un querío le saltó un ojo con una navaja, eso es mentira ¡Qué manera de hablar la gente cosas que no son!”. Y así sería.
De lo que sí hay certeza es de que, una vez viuda, en su casa estuvo parando la “Señorita
Pastora Pabón Cruz “Niña de los Peines” a partir de 1911[4]; aunque desconocemos el tiempo exacto que vivieron juntas.
De nuevo se le rindió un homenaje. Esta vez en Málaga (1917), en el Teatro Novedades, en el que participaron, entre otros, Juan Breva y Fernando el de Triana. Desconocemos, sin embargo, si este segundo reconocimiento fue también por razones económicas o simplemente como agradecimiento a su aportación artística, ya en el final de su vida cantaora.
En los últimos años de su vida regentó una venta[5] en La Caleta de Málaga que era muy frecuentada por los aficionados y artistas que vivían y se ganaban la vida en Málaga, o que pasaban por ella para actuar; pero, debido a la pérdida de facultades, La Trini ya no cantaba en público. Aunque de tanto en tanto –para animar la reunión- se arrancara: según
Fernando el de Triana, cantaor y guitarrista,
“mientras más se agotaba físicamente, más sublime era su arte, entonces era cuando estaba verdaderamente incopiable. ¡Qué cosas les hacía a los cantes!”
Sobre su muerte, unos dicen que murió en Antequera (Málaga), donde al parecer llegó a regentar un prostíbulo, y otros que está enterrada en La Línea de la Concepción (Cádiz). Y tampoco hay acuerdo sobre el año: entre 1930 y 1936. Ante la falta de documentación fiable, vamos a dejarlo así, pues tampoco es una cuestión que deba quitar el sueño al aficionado o estudioso.
Como cantaora, está considerada en Málaga como creadora y la que mejor ha cantado por malagueñas. Su concepto del cante se sustentaba sobre una gran voz y unas facultades extraordinarias; sin embargo, estas condiciones que tanto gustaban al personal, al artista y al entendido no le agradaban: cuando la escuchó por primera vez, Fernando el de Triana, quedó algo decepcionado; ya que, según él, el exceso de facultades de La Trini restaba emoción y gusto a su cante. Con el tiempo, fue cambiando de opinión como bien lo demuestra en lo escrito sobre ella.
Malagueñas de La Trini
Hasta cuatro estilos diferentes se le atribuyen. Sin embargo, sólo dos, según mi criterio, pertenecen verdaderamente a su genio creador:
El primero, grabado por numerosos cantaores antiguos y modernos, y aceptado unánimemente como de ella, suele ir unido, entre otras a la conocida copla:
Regando voy con mi llanto
el camino de la vía.
Son tan grandes mis quebrantos
que tengo la fe perdía;
el mundo me causa espanto.
Es éste un estilo de gran tensión flamenca, que requiere conocimientos y fuerza a la hora de su interpretación. Es de obligado cumplimiento en cualquier recital que se cante por malagueñas.
El segundo estilo, discutido por aquellos que se niegan a escuchar, es igualmente de La Trini. Lo tienen grabado, entre otros,
El Cojo de Málaga y Bernardo el de los Lobitos en dos magníficas versiones que han quedado como referencia para las generaciones posteriores. En la grabación que realizara Joaquín Vargas Soto “El Cojo de Málaga” se puede escuchar con claridad:
“¡Viva La Trini!”
La copla que más fielmente representa a este segundo estilo, que se canta comenzando por las dos últimas palabras del segundo verso, sería la siguiente:
Paloma mía.
Yo recuerdo que una vez
fuiste tú paloma mía.
Y olviaste mi querer
por una habladuría.
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[1] Según
Eduardo Molina Fajardo, en su obra ya citada, más que un teatro al uso éste se encontraba en la trastienda de un bar, era de pequeñas dimensiones y en él se ofrecían funciones de teatro y bailes de carnaval; pero también espectáculos flamencos: allí actuarían cantaores como Juan Breva o Manuel Torre.
[2] En la capital andaluza actuó, en distintas fechas de 1902, en dos importantes cafés cantantes: el Café Filarmónico (que sería conocido también como “Salón de Variedades”) y el Café Novedades, al que volvería en otras ocasiones. “Los Cafés Cantantes Sevillanos” de José Blas Vega.
[3] En el capítulo dedicado a Juan Breva hacemos referencia a este homenaje.
[4] “Apuntes y datos para las biografías de Rojo el Alpargatero, La Trini, Chacón y Manuel Torre” de Manuel Yerga Lancharro.
[5] Las ventas –principalmente las instaladas en La Caleta- fueron sustituyendo paulatinamente a los cafés cantantes como locales donde se ofrecían espectáculos flamencos; aunque por Trinidad Navarro Carrillo, “La Trini”, la más famosa de las cantaoras malagueñas sus condiciones, se prestaban más a la reunión flamenca y a la juerga que a ser escenario de espectáculos de categoría.
Paco Vargas
Poeta, escritor y periodista
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