07/11/2022. Paco Vargas
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El origen flamenco de
Manuel Lorente hay que buscarlo en su padre, cantaor aficionado que llegó a hacer sus pinitos como profesional, aunque fue posteriormente, y después de acabar la carrera de antropología en la Universidad de Granada, cuando su relación con el flamenco ha sido y es muy intensa: organizador y productor, analista, escritor…
Y definitivamente cantaor, que es lo que verdaderamente le gusta y por lo que siente una pasión que lo arrastra hasta los límites donde la vida se confunde con los sueños.
Él se encuentra cómodo nadando a contracorriente por entre las procelosas aguas del cante. Sin embargo, este nuevo sueño es sorprendente para los que estamos acostumbrados a los sonidos que en obras anteriores ha ido desgranando. Hasta su voz nos parece distinta, desde la vocalización hasta los tonos en los que imperan los graves sobre los agudos. Pero sobre todo en la forma de encarar los cantes, que más acertado sería tildarlos de canciones aflamencadas de corte popular, pues si en los créditos vienen nombrados, sírvanos de ejemplo, como tangos (con aires sacromontanos reconocibles), bulerías, soleá por bulerías o aire de tarantos, se alejan de la ortodoxia clásica, siguiendo la corriente del flamenco contemporáneo que cada vez se impone más entre las nuevas y las menos nuevas voces de la actualidad. Sólo la granaína y la malagueña, que recuerda los sones de la conocida como estilo de
El Mellizo, se salvan estrictamente de esta nueva estética que
Manuel Lorente nos ofrece en esta última obra. Por eso, quizá, también las guitarras de
Miguel Ochando y Juan Manuel Fernández, brillantes siempre, se adaptan a la nueva voz arrastradas por las exigencias vocales de quien lleva la batuta de la orquesta, que en esta ocasión la acompaña en forma de coro de apoyo la joven
Alicia Lorente, hija del cantaor, que debuta en este mundo de la música flamenca.
Todos los poemas a los que pone música pertenecen a
Federico García Lorca, alguno ya versionado por
Morente, cantaor por el que
Manuel Lorente sintió siempre una admiración innegable y con el que mantuvo una relación artística durante años; aunque, como bien indica en los créditos, las melodías son creación del que firma este disco de título poético, sacado de uno de los versos lorquianos, que hay que escuchar despacio y varias veces hasta conseguir asumir este nuevo giro musical, tan sorprendente como descendido con respecto a sus anteriores entregas discográficas.
Escúchenlo sin prejuicios y, sin detenerse en lo escrito –una opinión al fin del crítico-, saquen sus propias conclusiones. Esa será la verdad definitiva.
FICHA:
Título:
“La caricia del ruiseñor. García Lorca y el flamenco”.
Poesía:
Federico García Lorca.
Melodía y cantes:
Manuel Lorente.
Arreglos y guitarras:
Miguel Ochando y Juan Manuel Fernández.
Segunda voz y ayudante de producción:
Alicia Lorente. Percusiones: José A. Pérez Arenas, Yolanda Matarán y Paco de la Concha.
Fotografía:
Roberto Durán.
Grabado y masterizado por:
Pablo Sánchez para Producciones Peligrosas. Diseño: Juan Vida.
Guitarras:
Juan M. García Fernández
"GENTE SIN ESCRÚPULOS". NOVELA
"A CONTRACORRIENTE. POESÍA VIVIDA"
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Fuente: Revista Flamenca Fuente Vieja