Revista de Cultura Popular, Andaluza y Flamenca
Hoy es Jueves, 28 de Marzo de 2024
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MORIA POR EL FLAMENC0 Manolo Sanlúcar (1943-2022)

Manolo Sanlúcar

El fundador del Taller de Músics Lluis Cabrera recuerda al fallecido compositor y guitarrista, sus hitos y su legado

29/08/2022. Lluis Cabrera Sánchez
Fundador del Taller de Músics



Comiendo en el idílico pueblo de Arbuniel, en la Sierra Mágina de Jaén, un lugar en el que pasamos con Enrique Morente muchas noches viendo los acuíferos bajo las estrellas mientras él cantaba a capella, tuve hoy sábado un presentimiento. Me pregunté cómo estaría Manolo Sanlúcar. Minutos después cogía el móvil y veía la amarga noticia de su fallecimiento, en el hospital de Jerez.

Le vi y abracé en su último concierto en Catalunya, cuando hace seis años tuvo que suspender estando ya en el escenario del Palau de la Música Catalana, en el festival Mas i Mas, porque, como explicó a su público, se encontraba cada vez peor y los medicamentos que estaba tomando le estaban dejando las manos paralizadas.

Aquel día no le abracé en el camerino, como solía hacer, sino a pie de ambulancia, con un cuadro de ansiedad. Me quedé triturado.
Le había conocido en 1970, a través de Enrique Morente, cuando era ya un guitarrista consolidado. Él tenía 27 años. Fue cuando montamos la Peña Flamenca en el barrio barcelonés de Verdun, el actual Nou Barris, que el Gobierno Civil no legalizó hasta el año siguiente. Aquello fue el inicio de las actuaciones en lo que se convirtió en el Área Metropolitana: Hospitalet, Cornellà, Badalona, Cerdanyola… la gran Barcelona.

Sanlúcar, que fue un andalucista convencido, de gran conciencia social, preocupado por aquella diáspora andaluza que siguió a la Guerra Civil, habiendo como había suficiente riqueza, participaba de aquellos conciertos en barrios donde la gente antifranquista se organizaba para mejorar las condiciones de vida de zonas degradadas que no tenían los servicios adecuados. En un par de ocasiones vino acompañando a Enrique Morente.

Por Andalucía daba la vida. Era un Blas Infante. La diáspora le hacía daño. Y reivindicaba que los historiadores se fijaran más en las masacres que sufrieron pueblos andaluces enteros al final de la guerra. O la llamada Desbandá, del 37, con la aviación cargando contra miles de personas que huían de Málaga por la carretera a Almería.

Manolo estaba con esas cuestiones del alma, muy pensativo sobre el por qué la historia no se hacía mayor eco de aquella masacre.

Artísticamente era un creador. Desde que compuso Fantasía para guitarra y orquesta. No hay más que escuchar su álbum Tauromagia. Cualquiera, aun no siendo amante del flamenco y la música en general, escucha aquello y se pregunta… ¡ante qué estamos aquí!

Fue un enamorado del flamenco a todos los niveles. Se dejaba la vida por ese arte y también en cualquier debate o discusión sobre el tema. Era un intelectual, una persona muy leída que no paraba. Y estaba seguro de lo que consideraba que era esta música, ese baile, ese cante. Tenía una idea concreta sobre los códigos que tenían que sustentar ese arte.

Sobre todo, en cuanto a la guitarra, Con los puristas no discutía. No quería confrontación. Los denominaba clásicos tradicionales, porque el purismo, decía, es imposible. Gracias a ellos, decía, había un legado que se iba transformando, unos cimientos que estaban presentes, pero no congelados.

Acudió a varios seminarios del Taller de Músics en Barcelona, donde mezclábamos músicos de jazz y de flamenco. Y dio clases. Pero el hito se produjo en 1989, patrocinado por la Olimpiada Cultural cuya parte musical llevaba Mingus B. Formentor. El primer Seminari Internacional de Flamenco Carmen Amaya, en Bagur, tuvo una importancia capital.

Acudieron Sanlúcar, la bailaora Matilde Coral, Rafael El Negro, el guitarrista solista Sabicas, en su última actuación en España, pues ya no regresaría de Nueva York, y también Enrique Morente.

De jóvenes había Maite Martín, Juan Ramón Caro, Chicuelo… pero los mezclábamos con artistas de otros géneros, como el jazzista Cecil Taylor. Manolo tuvo una importancia capital, opinando de los pilares de la guitarra y sobre cómo las generaciones anteriores, Manolo de Huelva o Montoya, habían sentado unas bases increíbles, de notoria dificultad. El flamenco no era solo cuestión de inspiración, había que hincar los codos.

Manolo no tenía solo creatividad e inspiración, sino que su intención era muy flamenca. Se había preocupado por aprender de manera oficial su generación, los Paco de Lucía, Enrique Morente, El Lebrijano o Serranito

Se había preocupado por aprender de manera oficial. Y luchó por disponer de un sonido propio, tenía unas falsetas muy personales. Las identificabas fácilmente.

El padre de Manuel Muñoz Alcón, que ese era su nombre, ya era guitarrista aparte de panadero, y su hermano Isidro es de los más importantes compositores del mundo del flamenco, además de arreglista y tocaor. Muchos artistas le quieren como productor. Y la saga no acaba aquí. El hermano menor, José Miguel Evora, se decantó por la clásica, formado en conservatorios, pero no abandonó el flamenco.

Su discografía suma 24 álbumes. Comenzó en 1968 y luego fue un no parar. En 1976 compone Fantasía para guitarra y orquesta, con la que da a conocer su vocación de compositor. Y a partir de entonces sus obras son propias… Candela, Testamento Andaluz… Pero en1988 Tauromagia marca muchísimo.
En 1992 compuso Soleá para el Ballet Nacional de España. Y con Locura de brisa y trino, uno de sus últimos trabajos, editado en el 2000, influyó en otros jóvenes artistas, especialmente guitarristas como Vicente Amigo o Riqueni. Y logró el Premio Nacional de Música.

Porque Sanlúcar creía que era muy importante subir al escenario, componer, grabar, pero igualmente lo era enseñar. Le interesó mucho la pedagogía de la música y del flamenco. Nada de mitos de que esto se lleva en la sangre: se puede aprender, si hay oído, talento y circunstancias, decía

Su mujer, Ana, siempre le acompañaba cuando salía de Sanlúcar. Le daba seguridad y estabilidad. Tuvieron un solo hijo, que falleció relativamente joven, con 30 años, y desde entonces el matrimonio cayó en un pozo de tristeza y dolor. Manolo escribió un libro, El alma compartida, una mezcla de autobiografía unida a la muerte de su hijo. “Cuando me pongo a buscar al dios que mató a mi hijo termino encontrando al dios que llora conmigo”, escribía. Cuando pronuncia estas palabras estaba muy afectado por el dolor.



Lluis Cabrera Sánchez
Fundador del Taller de Músics

este obituario de Luis Cabrera para la Vanguardia se publicó en este diario el 28 de agosto de 2022.
 
Fuente: Revista Flamenca Fuente Vieja
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