19 de septiembre.
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y crítico flamenco
Opto por romper los papeles con las notas que tomé la noche de la presentación y escribir desde el recuerdo, desde la sensación de placer y gozo que permanece en mí y que el guitarrista y compositor cornellanense, con sus entregados amigos y colaboradores, desparramaron hasta el patio de butacas para disfrute de los asistentes.
El concierto constó de dos partes claramente diferenciadas aunque con un nexo de unión y un protagonista principal, el guitarrista
Rafael Fernández Ambas partes, así mismo, estuvieron dedicadas en homenaje y recuerdo de la añorada, siempre presente en el corazón y la memoria de quienes la conocimos y disfrutamos de su cante y su amistad,
Thais Hernández que, lamentablemente, nos ha dejados demasiado joven huérfanos de su arte. Ella también formó parte habitual del elenco del espectáculo
"Arte Flamenco" y compañera por tanto de quienes actuaban esa noche.
En la primera parte los artistas habituales, para la ocasión, el propio
Rafael Fernández y
Óscar Soriano, guitarras,
Fran León, flauta travesera,
Antonio Cortés, David Barcos, Alejandro Silverio, cantaores,
Juan Cristóbal, percusión, y los artistas del baile
Susana Escoda, María Fernández, Azahar Tortajada, Toni Moñiz e Isaac Barbero, ofrecieron muy conjuntadamente y eficazmente compenetrados, en versión abreviada de unos cincuenta minutos, aproximadamente, una selección de los números y palos flamencos,
tangos, alegrías, caña, seguiriya...., más representativos del espectáculo habitual, "
Arte Flamenco", que ofrecen varios días a la semana y que ordinariamente alcanza una duración aproximada de unos noventa minutos.
La segunda parte estuvo dedicada íntegramente a la presentación de
"La senda del destino", la obra más reciente del guitarrista flamenco
Rafael Fernández. acompañado por
Nene Maya, bajo,
Luís Fernández, Taré Cortés, David Barcos, cante,
Lucas Balbo, percusión,
Nelson Doblas y Joao Silva violín,
Mónica Fernández, Pol Vaquero, baile. Ambos especialmente entregados y brillantes, artistas, en suma, en sus bailes, seguiriyas y soleá por bulerías respectivamente, demostrando sobradamente su amplia y consumada experiencia sobre los grandes escenarios, su brillante, fértil y dilatada carrera artística.
Este mismo verano último, por ejemplo, han formado parte, como artistas invitados, del espectáculo
"Generaciones" del Ballet Nacional de España presentado en el emblemático Teatro de la Zarzuela de Madrid.
Recordemos que en 2016 salió publicado el primer álbum del artista protagonista principal de la noche,
"Babel camino a Itaca". En mayo de 2019 presentó su segundo trabajo discográfico
"Espiritual" en el que recurrió a Sefarat para inspirarse y destacar las diferentes culturas con las que se forjaron los cimientos del flamenco actual. Entre medias trabajó y compuso para diferentes compañías y coreógrafos como la brasileña
Thisa Harbas, Antonio Canales, Mónica Fernández, o
José Manuel Álvarez.
Su tercera obra,
"La senda del destino", la que nos había convocado al Palau de la Música Catalana, se presentaba públicamente esa noche. En el programa de mano que se puso a disposición de los asistentes pudimos leer que
"Este álbum se basa en la idea de que el destino influye en nuestras vidas de maneras ineludibles, y que debemos aceptarlo tal y como llega. La clave es sacar lo mejor de lo que pasa, aprender, mejorar y agradecer al universo por permitírnoslo". Por nuestra parte en ocasión anterior, al hablar del disco, escribimos: "Saca ahora su tercera obra original y personal, de título claramente determinista, creo yo,
"La senda del destino" con la que esperamos, y así se lo deseamos, alcance altas cuotas de éxito y más altas aún de satisfacción."
Lo cierto es que, en mi particular opinión, su obra tiene mayor fuerza conceptual que musical pese a su evidente progreso, creatividad y enriquecimiento estilístico. Y la verdad es que lo conozco desde hace años y puedo dar testimonio de su trabajado esfuerzo y dedicación, de sus sacrificios, de su constancia y entregada ilusión.
El recuerdo más preciso, que no el único, que tengo de él sobre un escenario es su inesperada y sorpresiva aparición en el escenario del Gran Teatro de Córdoba para acompañar a su hermana Mónica en su participación en la fase final del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de ese año. Tal hecho ocurrió allá por mayo del 1998. El Jurado, no sin debate ni controversia, la habíamos clasificado como finalista para el premio La Mejorana. Finalmente no se alcanzó el consenso preciso para otorgarle dicho premio y, por destacar su muy notable actuación, se le otorgó una Mención Especial. El Diploma acreditativo lo recogió su por entonces novio, hoy su marido, el bailaor cordobés
Pol Vaquero, integrante ya, como ella, de la compañía de
Antonio Canales.
Comenzó el concierto con la interpretación de las bulerías
"Pozoblanco" creadas en homenaje a su padre, natural de ese pueblo cordobés de la comarca de Los Pedroches, y que levantó, lógica y especialmente, el entusiasmo del grupo de familiares llegados expresamente desde allí para la ocasión, provistos de la bandera del pueblo que agitaron alborozados y entusiasmadamente.
Podría, tal vez, tratar de desglosar cada una de las piezas que abarca la obra discográfica que comento rebosante de creatividad, talento y flamencura pero todavía me duele el pecho y siento aún el dolor y el desconsuelo que casi se pudo palpar, que aleteó constantemente, por el amor que fue y ya no está.
"Nos volveremos a encontrar amor mío. Por una eternidad juntos", afirma nuestro guitarrista en esperanzada dedicatoria a su amada, fatal y lamentablemente ausente,
Thais Hernández .
Una amiga y cantaora a la extrañamos, que quisimos y admiramos, que nos ha dejado huérfanos de su presencia, de su calidez y dulzura, de su arte, que estuvo toda la noche muy presente, a la que se le rindió continuo homenaje de cariñoso recuerdo, de amor.
Tus vestíos de lunares
hoy te lloran en mi pensamiento,
tus pañuelos y tus delantales
tienen frío si no está tu cuerpo.
"La senda del destino" es, en fin, una obra que pese a que llora y extraña las ausencias irremediables ya de su padre y de su esposa es una obra que también celebra la vida apasionadamente. Desde la conciencia de que todo lo que tiene que ver con el amor abre su corazón para recordarnos que amar y ser amados es lo único que nos salva.
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y crítico flamenco