12 de agosto.
Jesús Morcillo
Viajar a La Unión para asistir a su reconocido Festival es, como digo siempre, uno de los mayores placeres que tengo a lo largo del año. Aquí puedo disfrutar del reencuentro con profesionales que, al igual que yo, vienen cada año a cubrir el evento y con los que he establecido una relación de amistad tanto por afinidad profesional como por compartir el gusto por el Flamenco. Con otras personas esa amistad ha surgido porque su afición les trae aquí para disfrutar, al igual que yo lo hago, del Arte Flamenco y el resto son vecinos con los que a lo largo de tantos años he establecido un vínculo de complicidad y sana amistad que, sin ninguna duda, ha propiciado nuestro acercamiento al Festival del Cante de las Minas.
El segundo gran placer con el que aquí me encuentro es la posibilidad, como en ningún otro lugar, de poder estar durante todo el tiempo que dura la actuación de los artistas sentado frente a ellos para realizar mi trabajo de fotógrafo que, aunque en las galas, cuando actúan las primeras figuras, solo se limita a una canción y raras veces a dos, durante el concurso se alarga a todo el tiempo en que los concursantes permanecen en el escenario.
Y el tercero y el más satisfactorio, sin duda, es el poder disfrutar del Flamenco en todas sus vertientes, escuchando y viendo a un sinfín de primeras figuras y jóvenes artistas que llegan aquí, desde distintos puntos de la geografía española e incluso, algunos, venidos desde otros países como el lejano Japón, para conseguir llevarse el ansiado premio que les serviría como trampolín para mostrar al mundo su trabajo.
Como suele ser normal en España, con esta tradición nuestra de seguir con las dos Españas enfrentadas, como el alcalde es la persona que dirige la Fundación del Cante de
las Minas, uno se encuentra siempre con críticas y rifirrafes políticos de simpatizantes de unos partidos y otros, atacando y defendiendo lo que unos hacen o no hacen y los que otros hicieron o no hicieron, en lugar de remar todos en la misma dirección para que el Festival que, tras el abandono de la minería que sostuvo la ciudad en sus prósperos años, sea la mejor ventana que el pueblo tiene para presentarse al mundo y genere cuantos más beneficios sean posibles para el pueblo.
Fotografías.-
Jesús Morcillo Franch
Nota a modo de presentación
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y crítico flamenco
Sé que comentaba telemáticamente e incluso, muy probablemente, discutía, como casi siempre, que tenemos por lo habitual opiniones dispares, con el amigo, desde hace ya bastantes años,
Jesús Morcillo sobre la programación y otros pormenores, detalles y cotilleos aireados, del Festival del Cante de las Minas de La Unión días antes de que él emprendiera viaje para incorporarse, un año más, y van veinticinco, creo, al paisaje humano que enriquece y prestigia el festival y concurso.
No recuerdo exactamente el día. Tal vez ese día había publicado en esa especie, singular y propia, de diario con el que anuncia la cercanía de la celebración y predispone su ánimo a la participación y disfrute, lo que transcribo:
"Vi llorando a un minero
Y no pude consolarlo
A un mineríco llorando
Oía a su padre gritando
Y no pudieron salvarlo.
A ná de dar comienzo el LXIII Festival Internacional del Cante de las Minas."
Acaso fue. Sinceramente no recuerdo si lo fue o no. Sí recuerdo, sin embargo y claramente, que se me ocurrió proponerle que me escribiera alguna crónica sobre lo que aconteciere en los días y noches del festival, las que él quisiese, le apeteciera y pudiese, y que la, o las, acompañará con algunas de sus fotografías, espléndidas siempre.
Me di cuenta, al tiempo que se lo proponía, que lo estaba metiendo en un brete. Él, no obstante, generoso, aceptó automáticamente la propuesta. Los artículos que aparecerán publicados los próximos días en esta tu revista son su respuesta al compromiso que tan gentilmente aceptó.
Sirva este breve escrito de introducción del autor y su obra. También de bienvenida y, por supuesto, de reconocimiento y agradecimiento, de la Revista y el mío propio, por su generosidad.
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y crítico flamenco