11 de agosto.
Revista Flamenca Fuente Vieja
El Festival Internacional del Cante de las Minas es una de las celebraciones más emblemáticas y prestigiosas del flamenco, consolidada a lo largo de más de seis décadas como un faro del arte flamenco en el ámbito nacional e internacional. Este festival, que se celebra anualmente en La Unión, Murcia, tiene sus raíces profundamente arraigadas en la historia minera de la región, donde el sufrimiento y la dureza del trabajo en las minas se transformaron en una forma de expresión musical que encontró en el flamenco su máxima representación.
El Festival Internacional del Cante de las Minas nació en 1961 como un homenaje a los mineros de la región de Murcia y como un esfuerzo por preservar y difundir los cantes mineros, un subgénero del flamenco que incluye palos como la minera, la taranta, la cartagenera y la murciana, entre otros. Estos cantes, caracterizados por su profundidad y lamento, evocan la dureza de la vida en las minas y el sufrimiento de los trabajadores que pasaban largas horas bajo tierra en condiciones extremadamente duras.
Desde sus humildes comienzos, el festival ha crecido en estatura y prestigio, atrayendo a algunos de los más grandes nombres del flamenco y convirtiéndose en un verdadero escaparate del talento flamenco a nivel mundial.
"La Catedral del Cante", como se le conoce al escenario principal del festival, ha sido testigo de actuaciones históricas de artistas legendarios que han dejado una marca indeleble en la historia del flamenco.
La edición LXIII del Festival Internacional del Cante de las Minas, celebrada en 2024, ha sido particularmente notable no solo por la calidad de los artistas que han participado, sino también por los hitos históricos que se han alcanzado. Entre estos, destaca la victoria de
Jesús Corbacho, un cantaor onubense que se alzó con el máximo galardón del festival,
la Lámpara Minera. Este premio, uno de los más codiciados en el mundo del flamenco, reconoce al mejor cantaor del festival y es un testimonio del dominio y la profundidad del arte de Corbacho.
Jesús Corbacho no solo ganó la Lámpara Minera, sino que también se llevó el primer premio por
Mineras y por
Guajira en el Grupo III de cantes, demostrando su versatilidad y maestría en el cante flamenco. Su actuación en la Catedral del Cante fue tan emotiva que, al final, besó el escenario en un gesto de agradecimiento y respeto por la oportunidad de haber brillado en un evento de tal magnitud. Este gesto, cargado de simbolismo, representa el profundo vínculo entre el artista y el flamenco, un arte que no solo se interpreta, sino que se vive con el alma.
El festival de este año también fue testigo de otros momentos históricos y emotivos. En la categoría de
Desplante femenino,
la japonesa 'La Yunko' hizo historia al convertirse en la primera artista extranjera en ganar este premio, tradicionalmente dominado por españolas. Este logro subraya la universalidad del flamenco y cómo este arte ha trascendido fronteras para convertirse en una forma de expresión global. La Yunko, con su interpretación apasionada y técnica impecable, demostró que el flamenco no es solo patrimonio de España, sino un lenguaje artístico que puede ser comprendido y ejecutado magistralmente por personas de cualquier parte del mundo.
En la categoría de Instrumentista Flamenco,
José ‘El Marqués’ y Lorenzo Moya se alzaron con el primer y segundo premio, respectivamente. José, con su virtuosismo al
violonchelo, y Lorenzo, con su dominio del
piano, mostraron cómo los instrumentos no tradicionales en el flamenco pueden integrarse de manera armoniosa y crear nuevas dimensiones dentro de este arte. Sus actuaciones fueron un recordatorio de la evolución constante del flamenco y de cómo este arte sigue siendo una fuente inagotable de innovación y creatividad.
El Bordón Minero, premio otorgado al mejor guitarrista flamenco, fue para el madrileño
Joni Jiménez. La guitarra, instrumento fundamental en el flamenco, encontró en Jiménez a un intérprete que supo conjugar la tradición con un enfoque moderno, aportando frescura a su interpretación sin perder la esencia del toque flamenco. Su victoria en esta categoría destaca la importancia de la guitarra en el flamenco y cómo este instrumento sigue siendo un pilar central en las actuaciones flamencas.
En las distintas categorías de cante, los premios estuvieron muy repartidos, destacando el talento de artistas de diversas regiones de España. En el Grupo III de
Cantes Bajo Andaluces,
Iván Carpio fue galardonado por su seguiriya, un palo del flamenco conocido por su carácter solemne y profundo. Además, Carpio también se llevó el premio de malagueñas en el Grupo II de Cantes de Málaga, Granada, Córdoba y Huelva, y otros cantes derivados del fandango andaluz, demostrando su capacidad para interpretar con maestría una amplia gama de estilos dentro del flamenco.
El premio de
Tarantas recayó en
Francisco Javier Heredia ‘Isco Heredia’, de Jaén, quien supo capturar la esencia de este cante con su interpretación intensa y desgarradora.
La Cartagenera, patrocinada por el Ayuntamiento de Cartagena, fue para la sevillana
Anabel de Vico, cuya interpretación resonó con la melancolía y la profundidad características de este palo. Por su parte, el premio de Murcianas y otros Cantes Mineros fue otorgado a
Andrés Amador ‘Andreles’, de Almería, por su interpretación de un taranto, otro de los cantes mineros que reflejan la dureza y el sufrimiento de la vida en las minas.
El Premio Especial del Jurado, dotado con 1.000 euros, fue para
Enrique ‘El Extremeño’, reconocido como el mejor artista de acompañamiento. Enrique, con su vasta experiencia y profundo conocimiento del flamenco, ha sido un pilar en las actuaciones de muchos grandes del flamenco. Este reconocimiento destaca la importancia del papel del acompañante en el flamenco, un rol que, aunque a menudo pasa desapercibido, es crucial para el éxito de cualquier actuación flamenca. La habilidad de Enrique para complementar y elevar la actuación principal con su cante y presencia en el escenario es un testimonio de su talento y dedicación al arte flamenco.
El LXIII Festival Internacional del Cante de las Minas ha sido una edición que será recordada por muchos años, no solo por la calidad de los artistas participantes, sino también por los hitos históricos alcanzados. Este festival sigue siendo un faro del flamenco, un lugar donde la tradición y la innovación se encuentran y donde el talento flamenco es celebrado en su máxima expresión. La victoria de
Jesús Corbacho y
La Yunko, entre otros, subraya la universalidad del flamenco y cómo este arte sigue evolucionando y tocando las vidas de personas en todo el mundo.
Además, los diversos premios otorgados en las categorías de cante, guitarra e instrumentos flamencos destacan la riqueza y diversidad del flamenco como forma de arte. El Festival Internacional del Cante de las Minas no solo celebra el pasado del flamenco, sino que también mira hacia el futuro, apoyando a las nuevas generaciones de artistas que continúan llevando este arte a nuevas alturas.
La edición LXIII es un recordatorio de que el flamenco es una forma de expresión viva, que sigue resonando con fuerza y emoción en los corazones de aquellos que lo interpretan y lo escuchan, sin importar su origen o nacionalidad. Este festival sigue siendo una cita imprescindible para todos los amantes del flamenco y un símbolo de la riqueza cultural de España.
Fuente: Revista Flamenca Fuente Vieja