30/03/2023.
Francisco Hidalgo Gómez
Investigador y critico flamenco
El Viernes de Dolores, pórtico de la Semana Santa, como había sido habitual en los años anteriores de celebración, es el día elegido para que las músicas semansanteras vuelvan a sonar en las voces, en esta ocasión, del veterano, histórico cantaor y saetero, probablemente el más destacado y brillante de cuantos hemos tenido en Cataluña,
Ricardo Peñuela y del versátil e intergeneracional
Grupo flamenco D'Anea, buscando siempre expresarse equilibradamente entre tradición y vanguardia.
Faltan tan solo unos días para que comience la Semana Santa y que las gentes salgan a las calles al encuentro de sus devociones y las creencias heredadas de sus mayores. Es, por tanto, también el tiempo de rematar la preparación de los ajuares y los enseres que se precisarán en esos días para que todo luzca esplendente, tiempo de los últimos ensayos de las cuadrillas de costaleros, de las músicas que acompañarán su rítmico y acompasado rachear meciendo los pasos, tiempo, en fin, de anunciar y pregonar que la magnificencia de la celebración, tan única, tan primaveralmente hermosa, está al llegar y que volveremos a embelesarnos al oír una saeta, ese cantar, tan andaluz y flamenco, tan propio de este tiempo de antiguas, hermosas, tradiciones.
El concierto
El concierto será una muestra de las músicas que suenan en los días de Semana Santa acompañando los desfiles procesionales a lo largo de su recorrido por las calles y plazas de cualquier pueblo desde el inicio de los mismos hasta la recogía de los pasos o aquellas otras que brotan espontáneas de una garganta emocionada y que lanza al viento desde un balcón o a pie de calle, una voz que expresa su emoción en una Saeta, oración y plegaria cantada, al paso de la imagen del Cristo o de la Virgen de su devoción; una voz única que canta por todos los demás, voz del sentimiento religioso del pueblo. Músicas, pues, indispensables que el pueblo le pone a la Semana Santa para hacernos vibrar, para emocionarnos con su belleza, con sus sones únicos, para hacernos saltar las lágrimas, en muchas ocasiones, y siempre, siempre, que nos arranque un ¡Ole! y el cálido aplauso admirativo.
Un concierto de músicas instrumentales y de músicas cantadas, de músicas populares y de creación, con firma de autor a pie de página, de gente anónima y de grandes poetas
(Machado, Espriu…), músicas interpretadas conjunta e individualmente por el
Grupo D’Anea y sus componentes.
Y las Saetas. Hondas, desgarradas y lacerantes Saetas por seguiriyas, por carceleras, por martinetes… El cante que, al decir del poeta, es hijo de las “músicas magas” de la tierra andaluza.
Saetas que son la voz del pueblo llorando la muerte del Redentor o el dolor punzante e inconsolable de su Madre Dolorosa. Saetas que cuando el paso se marcha doblando la esquina de cualquier calle, dejan siempre una estela ardiente de lirio tronchado. Estela que un anónimo poeta intuyó y que dejó plasmada en un premonitorio Villancico:
En el portal de Belén
nació un clavel encarnado,
que por redimir al mundo
se ha vuelto lirio morado.
Es la misma estela que percibió
Federico García Lorca y que le hizo exclamar:
Sobre la noche verde
las saetas
dejan rastros de lirio
caliente.
Rastros que tardan siempre en desvanecerse y borrarse, porque la saeta es una queja desgarrada y de hondo dramatismo. El cante-oración que el pueblo andaluz dice de primavera en primavera.
Fuente: Francisco Hidalgo Gómez